Limítrofe con tierras onubenses se sitúa en plena serranía. Aún rige en Fuentes el antiguo Fuero del Baylio, pervivencia del derecho medieval que algunos atribuyen a influencia portuguesa. Fuentes de León es uno de los principales núcleos de producción de derivados del cerdo ibérico.
- SUPERFICIE: 109,9 Km2
- DISTANCIA A LA CAPITAL: 117 Km
Historia
Se enclava en plena sierra en el límite de la provincia, sobre un terreno accidentado y húmedo pleno de dehesas y otra vegetación que ofrece panorámicas paisajísticas de sorprendente atractivo. El asentamiento se halla al abrigo de un cerro conocido en la antigüedad como «la patada de Dios», y cerca de un arroyo llamado del Judío.
Crónicas pretéritas describen el lugar como fertilísimo de todas clases de frutos y ganados, ensalzando en particular la cantidad y calidad de sus cerdos de montanera.
Es muy probable que el núcleo se encontrara poblado ya en época árabe, como indica la existencia en sus alrededores de diferentes fortificaciones, como el castillo del Cuerno y otras. En la etapa cristiana fue ocupado por Pelay Pérez Correa, integrándose en la Orden de Santiago, circunstancia de la que, junto a sus condiciones naturales, deriva su apelativo de Fuentes de León.
Datos del Ayuntamiento
- Dirección: Plaza de España, 1
- C.P.: 06280
- Teléfonos: 924 – 72 43 11 – 924 – 72 43 25
- Fax: 924 – 72 41 61
- E-Mail: fleon@dip-badajoz.es
- Web: www.fuentesdeleon.es
Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles
Originaria del siglo XV. De medianas proporciones, con fábrica de mampostería y muros enjalbegados. Actualmente se encuentra muy remodelada, debido a las posteriores intervenciones. Consta de una sola nave, separada en cuatro tramos, con atrio a los pies y cabecera poligonal cubierta con bóveda gótica de crucería. Por ambos laterales presenta capillas adosadas, cubiertas con soluciones diferentes, entre ellas la cúpula. Cuenta con doble sacristía, flanqueando la cabecera poligonal.
Fuertemente influida por la arquitectura religiosa gótica de las tierras sevillanas en sus portadas.
Pascual Madoz en el siglo XVIII, dijo de ella: “Situada al Oeste de la villa, advocada a Nuestra Señora de los Ángeles, curato de segundo ascenso y provisión del tribunal especial de las órdenes militares como perteneciente a la de Santiago: el edificio es bastante sólido, construido la mayor parte a principios del siglo XVIII, con 40 vareas de largo, 11 de ancho y 13 de altura; la torre se eleva hasta 22 varas y en ella se encuentra el reloj de la villa. . .”
Ermita de San Onofre
El templo se encuentra emplazado en el paseo de su nombre, con una airosa portada barroca realizada en regulares sillares graníticos. Igual de sobresaliente resulta su dinámica cornisa exterior. Su interior se nos presenta muy transformado, debido a las múltiples intervenciones que sobre su fábrica le fueron practicadas en 1940.
Plaza de Toros
Ocupa un espacio interior en el entramado urbano. Cuenta con un perímetro de gradas de mampostería encalada y el resto de dependencias y estructuras típicas de este tipo de construcciones lúdicas: doce burladeros de fábrica, un amplio coso, etc. Se mantiene en muy buen estado de conservación y es un buen ejemplo de la arquitectura popular de los siglos XVIII y XIX, se construyó entre 1877 y 1880.
Ermita de Santa Ana
Estamos ante una construcción modesta, de nave única y cabecera cuadrada. La información consultada del siglo XVIII, anota como en esta antigua villa existieron diferentes santuarios: . . .dos santuarios dedicados el uno a Santa Ana que fue iglesia de un convento de monjas mínimas, trasladadas a Triana.
Convento de San Diego de Alcalá
Se comenzó a edificar hacia finales del siglo XVI -1598-, gracias a que en ese mismo año tomó posesión como Provincial de la Orden Franciscana de San Miguel, el Padre Fray Diego de Ovando. Fueron numerosos sus fundadores: Bartolomé Esteban Guerra, Juan Esteban de Giles y su cónyuge, Ana de Rivera, aportando cada uno mil ducados. En los elevados costes de su fundación también participó López de Bolaños, secretario de la Inquisición de Sevilla, así como el emigrante a Indias, Pedro de Giles. Tampoco podemos olvidar los múltiples donativos de algunos vecinos que contribuyeron a sufragar los citados costes.